Salsa boloñesa a base de soja texturizada
Hoy les ofrecemos esta riquísima receta de salsa boloñesa a base de proteína de soja. Se puede combinar perfectamente con pasta, arroz o utilizarla como relleno.
A la hora de comprar proteína de soja, debemos tener en cuenta que puede presentarse de diversas formas, en este caso, la opción más adecuada es la soja texturizada fina. La soja texturizada fina es la que mejor imita la consistencia de la carne picada. Se trata de una opción sana y nutritiva, la soja texturizada es sin duda uno de los productos estrellas en la cocina vegana.
Los ingredientes a utilizar son:
1/2 cebolla, troceada
1/2 ramita de apio, troceada
1 zanahoria mediana, troceada
2 tazas de soja texturizada fina (150 g)
1 cucharada de tamari o salsa de soja
1/2 taza de vino tinto (125 ml)
1/4 taza de concentrado de tomate (4 cucharadas)
3 tazas de caldo de verduras o agua (750 ml)
1 cucharada de orégano seco
1/4 cucharadita de sal (opcional)
1/8 cucharadita de pimienta negra molida
Si la soja texturizada fina es el ingrediente estrella, el resto no son para nada menores, ya que todos en su conjunto y en las cantidades necesarias se combinan para lograr una riquísima salsa. Sigue los siguientes pasos para lograr una salsa boloñesa a base de proteína de soja riquísima:
Ahora, mientras saboreas y planeas cuando hacer esta riquísima salsa a base de soja texturizada, repasemos un poco la historia de la salsa boloñesa (o bolognesa).
Se trata de una de las salsas más populares de la cocina italiana, su origen se remonta a la Roma antigua. Esta receta ha sido tan popular que fue extendida por las Galias a la par de las conquistas romanas. En el siglo I a.c. se la consideraba como un segundo plato por su alto contenido cárnico, y a través del tiempo pasó a ser untada en pan.
Su aceptación ha sido de tal magnitud que en la Francia de la edad media la salsa sufre una de sus tantas transformaciones sin alterar su esencia, Francia comienza a exportar a Italia el ragú, término proveniente del verbo francés ragouter, que significa “abrir el apetito”.
Para entonces la salsa disfrutaba de una gran divulgación en toda Europa y transitaba por el mundo académico con gran aceptación. Llega a la Bolonia de la edad media haciéndose muy popular entre los estudiantes y profesores.
Estamos delante de una de las salsas con más historia de la cocina, y desde hace algunos años la salsa volvió a ser transformada. Las personas que buscan la evolución continua lograron concebir una salsa que reemplaza la carne sin perder su esencia. Una salsa boloñesa a base de proteína de soja, riquísima, adecuada a las necesidades y exigencias del siglo XXI.
Disfruta de esta riquísima receta, una gran opción vegana para combinar con pastas, arroces o incluso verduras!
A la hora de comprar proteína de soja, debemos tener en cuenta que puede presentarse de diversas formas, en este caso, la opción más adecuada es la soja texturizada fina. La soja texturizada fina es la que mejor imita la consistencia de la carne picada. Se trata de una opción sana y nutritiva, la soja texturizada es sin duda uno de los productos estrellas en la cocina vegana.
Los ingredientes a utilizar son:
1/2 cebolla, troceada
1/2 ramita de apio, troceada
1 zanahoria mediana, troceada
2 tazas de soja texturizada fina (150 g)
1 cucharada de tamari o salsa de soja
1/2 taza de vino tinto (125 ml)
1/4 taza de concentrado de tomate (4 cucharadas)
3 tazas de caldo de verduras o agua (750 ml)
1 cucharada de orégano seco
1/4 cucharadita de sal (opcional)
1/8 cucharadita de pimienta negra molida
Si la soja texturizada fina es el ingrediente estrella, el resto no son para nada menores, ya que todos en su conjunto y en las cantidades necesarias se combinan para lograr una riquísima salsa. Sigue los siguientes pasos para lograr una salsa boloñesa a base de proteína de soja riquísima:
- Echa un chorrito de aceite de oliva virgen extra, durante unos 5 minutos a fuego medio-alto, removiendo de vez en cuando.
- Añade la soja texturizada fina y el tamari o la salsa de soja. Cocina durante un par de minutos, removiendo de vez en cuando.
- Echa el vino tinto y cocina durante otro par de minutos.
- Mezcla el concentrado de tomate y el caldo en un bol hasta que estén bien integrados.
- Echa la mezcla de concentrado de tomate y caldo a la sartén junto con el resto de ingredientes (orégano, sal y pimienta), remueve y cocina durante unos 10 ó 15 minutos a fuego medio-alto.
- Puedes guardar la salsa en un recipiente hermético en la nevera durante unos 4 ó 5 días.
Ahora, mientras saboreas y planeas cuando hacer esta riquísima salsa a base de soja texturizada, repasemos un poco la historia de la salsa boloñesa (o bolognesa).
Se trata de una de las salsas más populares de la cocina italiana, su origen se remonta a la Roma antigua. Esta receta ha sido tan popular que fue extendida por las Galias a la par de las conquistas romanas. En el siglo I a.c. se la consideraba como un segundo plato por su alto contenido cárnico, y a través del tiempo pasó a ser untada en pan.
Su aceptación ha sido de tal magnitud que en la Francia de la edad media la salsa sufre una de sus tantas transformaciones sin alterar su esencia, Francia comienza a exportar a Italia el ragú, término proveniente del verbo francés ragouter, que significa “abrir el apetito”.
Para entonces la salsa disfrutaba de una gran divulgación en toda Europa y transitaba por el mundo académico con gran aceptación. Llega a la Bolonia de la edad media haciéndose muy popular entre los estudiantes y profesores.
Estamos delante de una de las salsas con más historia de la cocina, y desde hace algunos años la salsa volvió a ser transformada. Las personas que buscan la evolución continua lograron concebir una salsa que reemplaza la carne sin perder su esencia. Una salsa boloñesa a base de proteína de soja, riquísima, adecuada a las necesidades y exigencias del siglo XXI.
Disfruta de esta riquísima receta, una gran opción vegana para combinar con pastas, arroces o incluso verduras!